jueves, 29 de octubre de 2009

El Universo cabía en la palma de una mano

Antes de producirse la Gran Explosión, el Universo tenía el tamaño igual al de la palma de una mano, con un máximo de 10 centímetros, afirmó el premio Nobel de Física, John Mather, durante una conferencia interactiva organizada por RIA Novosti y la Fundación "Dinastía".

"Un pequeño fragmento de la materia, de unos 10 centímetros, probablemente, se convirtió en el Universo cada vez más extenso el que podemos contemplar el día de hoy. Esta teoría parece inerosímil, pero es la única que puede explicar todos los aspectos", dijo ayer el astrofísico del Centro de vuelos espaciales Goddard.

El científico recordó que el fundador de la Teoría de la Relatividad, Albert Einstein, en un principio, no confiaba en un Universo en extensión y solo los trabajos del matemático ruso Alexander Friedman y de otros investigadores le convencieron de que el Universo no puede ser estático.

En cuanto a la posibilidad de que el Universo que contemplamos surgiera de un volumen tan reducido, el Premio Nobel explicó que el Universo se compone principalmente del vacío.

"Entre las estrellas hay grandes distancias. Los átomos también son prácticamente vacíos, pues el núcleo atómico es muy pequeño en comparación con el propio átomo. Las investigaciones demuestran que no hay nada de improbable en que el Universo actual surgiera de un pequeño volumen de materia primaria", destacó Mather.

El científico indicó que el proyecto del futuro telescopio espacial "James Webb", en el que él colabora, pretende "echar un vistazo al pasado" y acercarse al momento en que se produjo la Gran Explosión.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Detectan anillo gigante alrededor de Saturno


Científicos de la Nasa descubrieron alrededor de Saturno (planeta agrandado en el gráfico) un anillo, de 12 millones de kilómetros, en el que orbita la luna Febe y que fue identificado por una toma infrarroja del telescopio espacial Spitzer.


Un anillo de dimensiones colosales y muy tenue fue localizado alrededor de Saturno. Se trata de un círculo de polvo que se extiende desde seis millones de kilómetros de distancia del planeta y tiene una extensión de otros 12 millones de kilómetros, hasta 50 veces más allá de los anillos principales. La nueva banda de polvo y hielo ha sido localizada por el telescopio espacial Spitzer, de la NASA. Los científicos que publican el trabajo en la revista Nature creen que el anillo probablemente está compuesto de restos desprendidos de la luna Febe, que orbita Saturno dentro del anillo, tras pequeños impactos de cometas.

La escala del nuevo anillo es asombrosa. No se ha visto nada similar en todo el Sistema Solar. El círculo exterior más visible de entre las famosas bandas de hielo y polvo de Saturno es el anillo E, que abarca la órbita de la luna Encelado, que rodea al planeta a una distancia de 240.000 kilómetros.

El nuevo anillo no es sólo mucho más ancho y externo, también está inclinado un ángulo de 27 grados respecto al plano en el que se presentan el resto de anillos. Es un dato que relaciona el origen del anillo con Febe, que también traza una órbita bastante inclinada alrededor de Saturno.

El descubrimiento supondría la resolución de uno de los grandes misterios de la ciencia planetaria: por qué la luna Jápeto, que va en dirección contraria al nuevo anillo y a Febe, como la mayoría de las demás lunas de Saturno, tiene una apariencia en dos tonos, con una cara del satélite mucho más oscura que la otra. Se cree que la presión de la luz solar empuja a los granos más minúsculos del anillo hacia la órbita de Jápeto, que rodea Saturno a una distancia de 3,5 millones de kilómetros. "Las partículas se estrellan en Jápeto como insectos en un parabrisas", señala Anne Verbiscer, de la Universidad de Virginia (EE UU). Las observaciones del material que cubre la cara oscura de esta luna indican que tiene una composición similar a la de la superficie de Febe.

Los científicos ya sospechaban de la existencia de este anillo gigantesco y ahora el telescopio de infrarrojos Spitzer, en órbita del Sol, lo ha confirmado. "Las partículas son muy, muy pequeñas, así el anillo es muy, muy tenue; de hecho, si te colocases dentro de él, ni siquiera lo advertirías", ha señalado Verbiscer. Es tan poco denso que los científicos han calculado que si todo el material fuera recogido cabría en un solo cráter de Febe, que tiene 220 kilómetros de diámetro.