La Vida, nuestra empresa más importante
La Empresa más importante y valiosa es nuestra vida y ella debemos cuidar. Si queremos avanzar y crecer debemos ser gerentes y dueños de la empresa más valiosa de todas: nuestra propia, efímera, exclusiva y única vida. La pequeña mano de este bebé que se aferra y muestra su fuerza frente al dedo del adulto da cuenta del maravilloso fenómeno de la vida.
A lo largo de toda la historia humana el hombre se preguntó sobre la vida y sus orígenes; podríamos decir que toda actividad y reflexión humana estuvo siempre orientada a dar respuesta a esa pregunta crucial que no hallaba explicaciones y cuyo sentido se perdía en la ambigüedad de lo místico: ¿qué es la vida?
Curiosamente hasta fines de los años 60 del siglo pasado no existía una respuesta contundente a esa pregunta radical. Se estudiaba biología, química, medicina o anatomía siguiendo cientos, miles de manuales instructivos pero ninguno lograba dar una respuesta concreta, directa sobre el tema. Ni siquiera el gran tejedor de teorías científicas que fue Ludwig von Bertalanffi logró acercarse a dar una respuesta contundente a esa pregunta básica que la humanidad buscó durante miles de años: ¿Qué es la vida?
Por cierto que Bertalanffi tuvo otros logros y nada de menores, pues en la misma época que Francis Crick describía la espiral helicoidal del ADN y recibía el Premio Novel por ello (1953), Bertalanffi desarrollaba su Teoría General de Sistemas, que tanto ha servido para comprender a las Organizaciones y los Sistemas Cibernéticos.
Sin embargo, fue recién en 1971, y producto a una década de investigación, cuando se dio respuesta a esa pregunta clave. Ella vino de la mano de los biologos chilenos Francisco Varela y Humberto Maturana, quienes separándose de la biología tradicional, y asumiento una posición epistemológica y fenomenológica plantean que la vida es todo aquello que se autoproduce. De ahí el término autopoiesis, hermosa palabra inventada por Varela para describir el proceso poético de la creación-producción de vida.
Por ello, y porque somos creadores innatos de vida, debemos aprender a vivir la vida, a amar y a gozar la vida, y sobre todo a gerenciar nuestra propia vida identificándola como la empresa más importante. Esto sólo es posible conseguir si creemos en nosotros mismos y damos pasos para descubrirnos, si potenciamos las fortalezas y corregimos nuestras debilidades. Pero sobretodo si tenemos una visión, un sueño del futuro que queremos, y nos preparamos para recorrer ese camino.
Marco Antonio Moreno